Se aprovechan de la buena fe de los ciudadanos, de la inexperiencia y las constantes informaciones de los medios de comunicación que bombardea con noticias de sucesos delictivos la psiquis de una persona, para crear prácticamente una predisposición mental.
Cuando en una población ocurre un delito, como por ejemplo un secuestro o un homicidio, los ciudadanos que saben de esta noticia se angustian y comienzan a tomar medidas y a especular sobre el caso. De aquí comienza a orquestarse un plan por parte de algún delincuente u organización delictiva.
Nos vamos a las redes sociales, donde existe gran cantidad de información, datos de la familia, fotos, lugares de estudio, trabajo, recreación; en fin un banco de datos que está a la disposición del hampón. En otras oportunidades cuando suministramos los datos a las diferentes páginas de internet, para vender algún vehículo o inmueble, o cualquier negocio que está a la vistas de todo; también suministramos información que puede ser utilizada en contra nuestra
Lo que sigue es la llamada telefónica, que se hace muchas veces desde una central de comunicaciones, o un puesto ambulante que cobra por prestar este servicio, la persona que efectúa la llamada prácticamente se transforma en un artista del terror, comienza con la amenaza que va a secuestrar o matar a cualquier miembro de la familia, le da la información obtenida a través de la internet “se donde vives”, “se donde estudian tus hijos”, “ a qué hora sales, cuál es tu carro” y exigen una suma de dinero, generalmente no muy alta.
En otras oportunidades las llamadas las hacen desde un centro de reclusión, donde el negociador se encuentra privado de libertad, pero con ayuda de un teléfono celular y la información obtenida sigue cometiendo delitos, en muchos casos, no solicitan dinero en efectivo sino montos considerables en tarjetas telefónicas, las cuales usan en el mismo penal.
Frases como “Voy a violar a tu mujer, a tu hijita; voy a picarlos en pedacitos, voy a quemarles el negocio”, y muchas otras tan dantescas lo que buscan hacer mella en las metes de la víctimas, para que estas accedan a cancelar la suma requerida. Muchas veces tratan de simular un acento extranjero, o se hace pasar como un delincuente que fue contratado para matar o secuestrar y se arrepintió pero necesita dinero para volver a su lugar de origen y piden cantidades pequeñas de dinero.
Que hacer en estos casos de extorsión telefónica, denunciar en las oficinas del CICPC, Existe una División Nacional Contra la Extorsión y el Secuestro en Caracas, pero también la oficina del CICPC más próxima a donde se está cometiendo el delito, los funcionarios policiales están en la capacidad de hacer un rastreo telefónico, y buscar el origen de la llamada, y detener a estos delincuentes.
No caer en pánico, por razones de lógica, quién va a secuestrar o a matar a alguien no avisa, el factor sorpresa es el mejor aliado de los delincuentes, por lo tanto notificar por teléfono antes de cometer un hecho es poco típico. Haciendo la salvedad claro que en las zonas fronterizas existe un modus operandis, que es denominado el cobro de “vacuna”, pero difiere en muchos aspectos de la extorsión telefónica.
Si usted es víctima de este hecho, denuncie, pues si cancela la suma requerida para “quitárselos de encima”, volverán nuevamente con el mismo procedimiento y usted será su “gallina de los huevos de oro”, recuerde que para combatir el delito hay que combatir la impunidad,